Política
Julio Anguita: los 59.000 millones de euros que las grandes fortunas y empresas defraudan a Hacienda contrastan con los 15.000 millones de los recortes a funcionarios y pensionistas“El fraude no es únicamente una cuestión de poderosos sino del respaldo social que los defraudadores tienen”
25/agosto/2011
Julio Anguita, en un artículo publicado en 'El Economista' sostiene que un "cambio radical en la política fiscal no es posible tampoco sin un cambio profundo en los valores ciudadanos". Tras subrayar que el fraude fiscal de la grandes fortunas y empresas (42.711 millones de euros) más del de los pymes y autónomos (16.261 millones) contrasta "con los 15.000 millones que han supuesto los recortes a funcionarios, pensionistas, y algún que otro concepto más, puestos en marcha en mayo del 2010", el ex coordinador general de Izquierda Unida reclama un cambio en la percepción del fraude entre la ciudadanía. "El fraude no es únicamente una cuestión de poderosos, sino del predicamento y respaldo (por acción u omisión) social que los defraudadores tienen. Cuando consentimos pagar un servicio o mercancía sin factura o sin que ésta incluya el IVA, estamos siendo corresponsables con el fraude, es más, lo hacemos", concluye.
Reproducimos por su interés el artículo de Julio Anguita publicado en El Economista.
No sólo aritmética
Una parte considerable de la opinión pública es proclive a pensar que la corrección de esta flagrante injusticia, a la par que disparate hacendístico, es una simple cuestión de cambios en las opciones aritméticas que el complejo mundo de la fiscalidad ofrece. Para quienes defienden la estricta pulcritud, objetividad y ecuanimidad de los objetivos fiscales, considerados éstos desde su estricta y aritmética finalidad recaudatoria, los datos arriba expresados constituyen el mentís más sonoro a la supuesta irreversibilidad de las políticas fiscales al uso. En fiscalidad también la Política opta, decide y marca directrices.
Lo que ocurre es que invertir el sentido de esta concepción dominante no es sólo una cuestión de voluntad firme por parte de un Gobierno, sino que necesita tiempo para preparar infraestructuras recaudatorias y aún antes que ello los necesarios apoyos sociales, políticos y de opinión que hagan las reformas posibles, viables y efectivas.
Un cambio radical en la política fiscal no es posible tampoco sin un cambio profundo en los valores ciudadanos. El fraude no es únicamente una cuestión de poderosos, sino del predicamento y respaldo (por acción u omisión) social que los defraudadores tienen. Cuando consentimos pagar un servicio o mercancía sin factura o sin que ésta incluya el IVA, estamos siendo corresponsables con el fraude, es más, lo hacemos.
Por desgracia no faltan en nuestro refranero coartadas para exculpar y justificar a los que defraudan, ni tampoco para exonerarnos de nuestros hurtos a la sociedad. A nosotros mismos.
Julio Anguita es ex Coordinador General de IU.
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