jueves, 6 de agosto de 2009

LAS NUEVAS ENFERMEDADES LABORALES

En el artículo de hoy, queremos llamar la atención sobre un abominable fenómeno cada vez más frecuente entre el personal de esta administración: el moobing o el acoso moral en el trabajo.

Cuando una persona nos dice que le cuesta acudir a su trabajo, que siente que le dan de lado, que no entiende por qué cuestionan sus capacidades cuando siempre había trabajado igual, que le cuesta conciliar el sueño, que se siente angustiada…automáticamente creemos que se trata de estrés, justificamos los actos de sus compañeros o compañeras, e incluso restamos importancia a los hechos que nos relatan. Porque ¿cómo alguien va a dedicar su tiempo a ningunear a otra persona, a descalificarla frente a sus superiores, a aislarla socialmente en su departamento? Eso no es posible, no puede ser. Así que la persona que es criticada diariamente, aislada, insultada, amenazada con despidos o con expedientes disciplinarios, evaluada hasta el milímetro, no permitiendo que se exprese, distribuyendo rumores dañinos, criticando continuamente la labor que desempeña…llega a pensar que el otro tiene razón, que la culpa es suya, que es una inútil y que, sorpresivamente dejo de saber hacer su trabajo.

¿Os habéis sentido alguna vez así? ¿Conocéis a alguien que esté pasando por esta situación? ¿Tal vez eres tú la víctima o el verdugo? Pues si así es, que sepas que esto se llama moobing o acoso moral en el trabajo, y que es más habitual de lo que creemos, y se puede definir de la siguiente manera:

“El Moobing consiste en el deliberado y continuado maltrato moral y verbal que recibe una persona, hasta entonces válida, adecuada, o incluso excelente en su desempeño, por parte de uno o varios compañeros de trabajo (incluido muy frecuentemente su propio jefe), que buscan con ello desestabilizarla y minarla emocionalmente con vistas a deteriorar y hacer disminuir su capacidad laboral o empleabilidad y poder eliminarlo así más fácilmente del lugar y del trabajo que ocupa en la organización”

Este fenómeno es muy importante porque la víctima experimenta un paulatino deterioro de su estado de salud. De manera gradual, este hostigamiento psicológico va erosionando y minando la autoestima y la confianza en si misma de la persona afectada que, debido a los sucesivos ataques a su desempeño, a su reputación personal y profesional va quedando vapuleada psicológicamente, entrando poco a poco en un espiral infernal de bajas y altas laborales en medio de un creciente terror a volver a un lugar de trabajo, que se convierte para ésta en una auténtica tortura. De este modo, insomnio, depresión, ataques de pánico, cefaleas, hipervigilancia, trastornos de ansiedad, estrés postraumático así como todo tipo de disfunciones y somatizaciones se desarrollan como los típicos efectos que presentan las víctimas de estas agresiones en el entorno laboral.

¿A que parece grave?, pues es que lo es y mucho. Es más, si no adoptamos medidas de difusión, identificación, prevención y sanción penal y laboral de estas acciones muchas personas tendrán la desgracia de engrosar las ya alarmantes cifras que la OIT facilita.

No queremos ser alarmistas, tan solo nos hacemos eco de las denuncias que hemos recibido en el Comité. Para que profundicéis sobre esto hemos incluido un link en “Webs que te interesan” para que realicéis vuestras consultas.